VALORES:
Están interrelacionados y se complementan mutuamente. Nos diferencian y nos
guían en nuestra labor cotidiana siendo la base de nuestra cultura empresarial.
→ Calidad: La calidad se convierte en una herramienta poderosa para crear
valor y hacer atractivo nuestro producto.
→ Orientación al cliente: Esto conlleva colaboración, eficacia y
profesionalidad en cada una de nuestras facetas generando valor para el
cliente
→ Responsabilidad social y medioambiental: El éxito de nuestra empresa
debe integrar aspectos tanto sociales como medioambientales logrando un
crecimiento sostenible.
→ Integridad: La integridad es la clave para que nuestros compromisos se
materialicen y cobren la importancia que deben tener. Trabajar por la legalidad,
impedir cualquier forma de soborno y ser transparente en las informaciones son
solo algunas de las medidas acordes con una conducta empresarial ética.
→ Transparencia: Esto implica ofrecer información relevante, suficiente y
oportuna. Es el punto de partida hacia una cultura empresarial responsable y
sostenible.